Entre lo realista y lo soñador, un buen y versátil escritor debe tener un balance entre estos dos mundos que parecen opuestos, pero son necesarios para poder plasmar una idea correctamente en la mente de los lectores. Muchas profesiones están del lado soñador y otras del lado realista. Sin duda alguna, hay quien argumentaría que a un soñador realista también se le puede llamar emprendedor.
Gracias a otras enfermedades que vinieron antes, como el virus H1N1 o Ébola, sabemos que una amenaza de nivel pandemia era una posibilidad muy real, sin embargo, aún así nos agarró desprevenidos a muchos y es posible que afecte para siempre la manera en que nuestra sociedad interactúa.
El mundo está de luto, pero a la vez no se detiene. El virus COVID19 no solo trajo consigo el uso del cubrebocas y un incremento exponencial en las personas que se lavan las manos con frecuencia, sino también trajo un reto, un enemigo al mundo entero que ha unido a las personas con el objetivo de combatirlo.
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Emprendedurismo por el bien comunitario
Desde mi punto de vista realista, puedo ver lo terrible que es esta amenaza y me llena de desolación pensar que algunas autoridades no se toman en serio la salud y el bienestar de su país y su gente. Desde mi punto de vista soñador, sin embargo, veo a todos aquellos que pusieron el bienestar de su comunidad como prioridad en estos tiempos de crisis, algunos aún más que su propio bienestar; y ahora emprenden sus ideas para ayudar a otros y hacer lo más que se pueda para salir adelante juntos.
La oportunidad de ayudar a superar este reto incendió el espíritu emprendedor de muchas personas, desde individuos y asociaciones civiles, hasta el sector privado, comenzaron inmediatamente a tomar acciones, iniciativas y búsqueda de soluciones de los problemas que enfrentamos como comunidad.
Por ejemplo, los jóvenes de Fablab Juárez, junto con Fundación Axcel en Technology HUB, idearon una manera de ayudar al personal de salud de su comunidad fabricando caretas protectoras con impresoras 3D para luego donarlas a hospitales y personal de salud que tienen contacto con enfermos de COVID19.
Hay personas cosiendo mascarillas en sus casas para regalarlas o donarlas a lugares que las necesitan, también hay empresas privadas o fábricas que se movilizaron para producir y alinear recursos dedicados a la contingencia como respiradores, mascarillas, gel antibacterial, etc. Además, idearon iniciativas para sacar a la comunidad binacional adelante.
Adaptabilidad para la supervivencia
La adaptabilidad humana es lo que nos ha permitido sobrevivir todas las adversidades que hemos enfrentado como especie, y es lo que nos permitió desarrollarnos hasta estas alturas. En estos tiempos, estamos viendo uno de los ejemplos más increíbles de adaptabilidad humana a nivel mundial. El nuevo normal afectará todos los aspectos de nuestras vidas porque el coronavirus, como muchos otros virus, tiene una alta probabilidad de que haya llegado para quedarse.
Lo bueno de todo esto es que ya teníamos las herramientas necesarias, como el internet y aplicaciones de trabajo remoto, para poder hacer la transición a trabajo en casa con el objetivo de preservar la vida lo más que se pueda, evitando el contagio por contacto con otras personas.
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Las empresas que se inscribieron al programa The Bridge Accelerator vivieron esto en carne propia, ya que el programa inició con sesiones presenciales y a lo largo se tuvo que transformar en un programa 100% remoto. La transición fué exitosa y ahora están por cerrar el programa que, no solo ha creado buenas relaciones entre los participante, sino que también se han unido para luchar juntos por el bienestar de su comunidad, haciendo crecer el ecosistema empresarial en una dirección humanitaria.
Es importante notar que aquellas empresas que no sepan adaptarse exitosamente a este nuevo normal en el que viviremos de ahora en adelante, son empresas que no sobrevivirán. En cambio, las que se puedan adaptar a la situación haciendo ajustes en sus operaciones serán muy atractivas para los inversionistas.
Aunque para algunos sea difícil de creer, el coronavirus es un enemigo y una amenaza real que afecta a toda humanidad. Es importante movernos unidos y jalar parejo; quedarse en casa lo más que se pueda no es un sugerencia, es una obligación que tenemos para proteger al prójimo comenzando desde nuestra familia.
Puede que sea una reacción natural querer estar con nuestros seres queridos en momentos difíciles sin embargo esto los pone en un riesgo altísimo de contagio. Las salidas sociales, las visitas de familiares, los viajecitos, la comida del domingo, etc. NO son necesarios para vivir pero sí pueden causar muertes. La indiferencia, el escepticismo y la desinformación son nuestros peores enemigos en tiempos de crisis. No dejes que se aprovechen de ti manteniéndote informado con fuentes confiables y así evitar caer en el peligro de creer ciegamente en “datos” que vienen “del primo de un amigo”.
Cada uno de nosotros debe preguntarse qué rol tenemos que tomar y cuál es nuestra responsabilidad con el país y la sociedad. No hay nada que no podamos superar si nos mantenemos unidos y somos conscientes de las medidas de salud. Lavarse las manos cada 30 minutos, evitar tocarse la cara, el distanciamiento y el #QuédateEnCasa son tus armas más poderosas para esta batalla. Úsalas para salvarte a ti, a las personas que mas amas y a mí también.
Los dejo con una frase de Paulo Coelho que me he estado diciendo a mí misma desde que comenzó la contingencia y que encapsula perfectamente lo que uno puede aprender de lo que vivimos hoy en día:
“Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio; en ese momento, no sirve de nada fingir que no pasa nada, ni disculparnos diciendo que aún no estamos preparados. El desafío no espera. La vida no mira hacia atrás”
- Paulo Coelho
Foto de portada: United Nations COVID-19 Response